Con este tiempo tan loco vamos a tener que cambiar hasta el refranero. Porque por mucho que estemos a cuarenta de Mayo de quitarnos el sayo, va a ser que no.
Pensaba hacer una crema fría de lechuga con ahumados, y acabó en un potaje de lechuga con jamón. Aunque es un plato caliente, de cuchara, es bastante más ligero que los potajes de invierno, ideal para un día desapacible y fresco de un verano que se resiste.
Es un plato bien simple, que se prepara en diez minutos, así que a pesar del cambio en el último momento, llegó a tiempo a la mesa.
Ingredientes:
1 lechuga
3 ó 4 patatas medianas
20 g de mantequilla
Sal de pimienta
Azafrán en hebra
150 ml de caldo o agua
100 g de jamón
He usado lechuga de la tierra, no sé el nombre, es parecida a la Butterhead o la de Trocadero, tierna y acogollada y de sabor muy suave, ideal para las cremas. Para los potajes es mejor la Romana (oreja de burro).
Se lava bien la lechuga y se corta no muy menuda. Se pelan las patatas y se cortan en trozos medianos.
En la olla ponemos la mantequilla a fundir (puede sustituirse por aceite), echamos la lechuga y las patatas y rehogamos un momento.
Ponemos la sal, yo usé una sal de pimienta que deja un sabor muy agradable. Se puede sustituir por sal normal, una pizca de pimienta molida y un toque de nuez moscada.
Se añade el azafrán y se remueve para que se reparta bien.
Ponemos el medio vaso de caldo o agua (en la olla rápida no se evapora el caldo, y como la lechuga tiene bastante agua es suficiente con cubrir justo el fondo de la olla).
Tapamos y contamos 8-10 minutos a partir de que salga las rayas indicadoras de la presión.
Mientras, picamos las lonchas de jamón y las pasamos por la sartén muy caliente para desgrasarlas.
Cuando la olla pierda la presión, destapamos y servimos el potaje. Ponemos por encima el jamón frito, y rociamos con el aceite.
Espero que os guste, aunque si estáis en zona tórrida, casi mejor en ensalada, no?.