No es ningún secreto mi rechazo frontal a los botes de legumbres cocidas. Hasta en los foros de cocina, cuando alguien conocido los usaba, bromeaba diciendo, “que no se entere Belén, que me mata”. No es un capricho, ni se debe a ninguna mala experiencia. Sencillamente es que no encuentro ninguna ventaja, ni por sabor, ni por economía, ni por prisas. Con el tiempo, me consta, he ganado más de una seguidora convencida.
En concreto , con los garbanzos las diferencias entre los comprados y los caseros son muy notables. Primero porque los que me gustan, el pedrosillano o los de Fuentesauco, no los hay cocidos, y segundo porque tienen el regusto de conserva común a las alubias, lentejas…
Para hacer las legumbres cocidas en casa y guardarlas en porciones en el congelador los pasos son similares para todas las legumbres, con la única diferencia de los tiempos de cocción de cada una.
Se ponen a remojo en agua tibia o del tiempo , de diez a doce horas.
Se pasan a una olla alta escurridos y se les pone un chorro de aceite de oliva.
Se voltean para que se impregnen bien en el aceite (esto evita que las legumbres se despellejen al cocer ), se añade sal y alguna verdura, zanahoria, puerro, cebolla. Se cubren generosamente de agua y se cuecen con la olla tapada. Para los garbanzos unos 30 minutos.
Se deja que pierda presión sin destaparlos. Se retiran las verduras y se reparten en raciones, se cubren con el cado de cocerlos. Se dejan enfriar antes de meterlos al congelador.
Para usarlos se pueden dejar descongelar sacándolos con tiempo, o si tenemos prisa se descongelan metiéndolos en agua caliente hasta que se despeguen del envase y podamos pasarlos a una olla al fuego. Están listos para preparar nuestra receta.
Espero que os sea útil.