Estos días no estoy cocinando nada nuevo, o casi nada. Cuando vienen María y Ricky llegan sabiendo con antelación los platos que quieren que les prepare, y yo encantada de ahorrarme el trabajo de pensar en que hacer de comida.
He preparado pitu de caleya, canelones de pitu de caleya (que ya están en el blog) cachopo de solomillo y bacon (que también está en el blog), conejo de monte (en el blog) y algún postre.
Viendo el blog, me han comentado que como he puesto los canelones, si no está la receta del pitu. Tienen razón, es empezar la casa por el tejado. Pero tiene una explicación, la última vez que lo había hecho, fue para María y para mí en Nochevieja, y la verdad que poner casi en Junio la mesa navideña me parecía un poco desfasada.
Ahora que he vuelto a repetir la receta, ya no hay excusa. Hasta el momento nunca me he salido de la receta tradicional, la que siempre recuerdo que preparaba mi abuela o mi madre y creo que a falta de una alternativa mejor, va a seguir siendo “la receta”.
Ingredientes:
Medio pollo de corral (1.6 kg)
4 dientes de ajo
3 cebollas grandes
Medio vaso de coñac
100 ml de aceite
Caldo de pollo
Sal
Revisamos que el pollo esté bien pelado, y repasamos con el soplete. Lo lavamos bien por dentro y por fuera, y lo secamos con un paño o con papel de cocina.
Troceamos el pollo (necesitamos un buen cuchillo y que nos coja bien desayunados). Yo separo el muslo y contramuslo, corto la media pechuga en dos o tres trozos y el ala.
Con el espinazo, el cuello, las puntas de las alas y unas verduras ( cebolla, zanahoria, puerro…) hacemos un caldo. Reservamos.
Ponemos el pollo en una fuente y lo adobamos con ajo y sal (se deja unas horas adobando, o mejor toda la noche).
Ponemos el aceite en una olla de fondo grueso (sirve la olla exprés) y cuando esté el aceite caliente ponemos los trozos de pollo retirando el ajo (reservamos) procurando que no queden amontonados y los doramos a fuego medio, sellándolos por los dos lados.
Cortamos la cebolla en trozos no demasiado pequeños y la echamos en la olla junto con el ajo del adobo. Rehogamos un momento hasta que la cebolla ablande un poco.
Añadimos el coñac y subimos el fuego para que pierda el alcohol. Ponemos un cazo de caldo y probamos de sal. Dejamos a fuego lento dándole vuelta de vez en cuando y vigilando que no quede sin caldo. Cuando el pollo este tierno dejamos reducir hasta que la salsa de cebolla esté espesita.
Si queremos hacerlo en olla rápida, lo tapamos después de poner el caldo (con un cazo será suficiente porque no se pierde líquido) y lo dejamos unos veinte-veinticinco minutos a media presión (con una sola raya fuera).
Se deja reposar un rato mientras preparamos la guarnición. En casa nos gusta con patatas fritas y verduras salteadas: zanahoria, espárragos, coles, alcachofas…
Servimos el pollo en una fuente con parte de la salsa, y la guarnición que hayamos elegido.
Espero que os guste.