En general cundo decimos risotto nos referimos a un arroz meloso, cremoso, en oposición al arroz con el grano suelto del arroz en paella.
El risotto se caracteriza por la forma de hacerlo y por los ingredientes “imprescindibles”, vino blanco y queso parmesano. El ingrediente añadido, foie, setas, calamar, bacalao… le pone el apellido.
El de hoy tiene para mi gusto un apellido ilustre y delicioso: erizo de mar. Si tenemos la suerte de poder hacerlo con erizo natural, mejor que mejor, pero también queda muy rico con una lata de caviar de erizo.
Aún no lo he “testado” con mis comensales, pero a mí me resulta una delicia.
Ingrdientes por persona:
100g de arroz bomba
Una cebolla pequeña
½ vaso de vino blanco
30/40 g de erizo
15 g de parmesano
¼ l caldo
El agua de erizos
Sal
2 cucharadas de aceite
Ponemos a calentar el caldo con el agua de erizo.
Se pica muy menuda la cebolla y se pocha en el aceite (puede usarse mantequilla si nos gusta más, yo usé un aceite italiano muy aromático). Cuando está blandita, se sube el fuego para dorarla un poco.
Echamos el arroz y lo removemos hasta que quede ligeramente transparente, entonces se añade el vino y sin dejar de remover esperamos que se evapore el líquido.
Seguramente no necesitaremos poner sal, será suficiente con la del caldo. Se va añadiendo el caldo en tres o cuatro veces, esperamos a que se haya absorbido el anterior.
Cuando hemos añadido el último caldo y aún este un poco caldoso, ponemos el erizo y el queso mezclamos bien y dejamos reposar diez minutos.
Y listo para servir.
Espero que os guste