No entiendo como Eva se dejó seducir por una manzana. ¿ No habría cerezas en el Paraíso?.
Porque puestos a pecar, mucho mejor con cerezas…. Eso si qué es una tentación en toda regla!.
Tentación, que hay que tener siempre en cuenta cuando vamos a hacer una receta con cerezas. Hay que comprar el doble, para la receta y para la tentación.
Frescas, salteadas, en compota, batidos, confitura, mermelada, fritas, rellenas, en almíbar…. Hay tantas formas de tomar cerezas que se hace difícil elegir.
Entre los pasteles de cereza, quizá el más conocido sea el clafoutis, pero, para mi gusto no es el más rico, prefiero este “pie” de bizcocho y crema. Queda crujiente por fuera y cremoso y suave por dentro.
Ingredientes:
300g de cerezas
15 g de mantequilla
2 cucharadas de azúcar avainillado
2 cucharadas de azúcar
1 yema de huevo
20 g de maizena
¼ l. de leche
Masa quebrada.
Plancha de bizcocho
Huevo batido
Lavamos las cerezas y las deshuesamos, las cortamos en mitades.
Ponemos la mantequilla a fundir en la sartén, y añadimos las cerezas. Mantenemos un momento el fuego fuerte y ponemos una cucharada de azúcar avainillado y otra de azúcar normal y salteamos las cerezas.
Bajamos el fuego y las dejamos cinco minutos removiendo de vez en cuando. Reservamos.
En un cazo batimos la yema con la maizena, una cucharada de azúcar de vainilla y otra de azúcar.
Añadimos la leche (tibia) y sin dejar de remover llevamos al fuego hasta que espese. Reservamos.
Forramos un molde con masa quebrada, dejando que sobresalga uno o dos cm del borde.
Cubrimos el fondo con una plancha delgadita de bizcocho ( genovés , de almendra… ) . Yo puse unos sobaos cortados en láminas finas. ( si nos gusta, podemos calarlo con almibar o con leche)
Encima del bizcocho echamos la crema y la extendemos con la espátula.
Sobre la crema ponemos una capa de cerezas salteadas.
Cortamos una tapa de masa quebrada , o bien, hacemos una rejilla para cubrir el pastel.
Humedecemos los bordes de la masa para sellarla bien y cerramos doblando hacia dentro.
Pintamos con huevo batido y horneamos ( horno precalentado a 200º) a 180º unos 20-25 minutos, hasta que veamos que esté dorada la masa ( no es necesario comprobar el interior, que no necesita una cocción especial).
Desmoldamos y dejamos enfriar. Si la hacemos de un día para otro, la conservamos tapada en el frigo y antes de servirla le damos un toque de horno para que recobre el crujiente.
A mí me gusta tomarla tibia y acompañada de una natilla de vainilla. También está muy buena con un helado.
Espero que os guste.