Lo primero es elegir la fruta más adecuada para hacer mermelada.En este caso los melocotones, tienen que estar duros y un poco verdes .
La fruta en el proceso de maduración va transformando la fibra, celulosa, en azúcar y la pectina se va degradando. Por eso si utilizamos fruta muy madura tendrá mucho azúcar y poca pectina y la mermelada nos quedará muy líquida.
Otra cosa que me parece interesante es prescindir del limón en las mermeladas. No tiene ninguna utilidad, ya que el ph de las mermeladas es ácido, y junto con el azúcar garantiza una perfecta conservación.
Al tiempo de hacer la mermelada, aproveche las pieles para hacer gelatina de melocotón .
Por eso hay que lavar especialmente bien la fruta. Si vais a hacer mucha cantidad, y por tanto tendréis que pelar muchos melocotones os recomiendo poneros un guante en la mano del cuchillo, porque con el roce de la piel del melocotón terminaréis con la mano irritada.
Lavar la futa. Pelarla y cortar en trozos no muy grandes. Ir reservando las pieles y los huesos.
Habréis pesado la fruta antes de pelarla, ahora tenéis que pesar la fruta limpia, o pesar las pieles y descontarlo.
Se calcula 700g de azúcar por kg de fruta limpia ( se puede poner entre 600g-800g a nuestro gusto. A más azúcar más liquida nos quedará la mermelada)
Se echa el azúcar sobre la fruta y se remueve con una cuchara de palo.
En un momento empezará a aparecer almíbar y la fruta a flotar. Cuando ya tengamos cantidad de almíbar, ya no hay peligro de que se nos “agarre” , y solo necesitamos remover de vez en cuanto.
Se forma una espuma espesa que cubre toda la mermelada, cuando empieza a desaparecer y vemos el centro la mermelada empieza a estar cocida, dejamos unos minutos mas, hasta que este muy brillante.
Pasamos la túrmix para triturar , ( aquí, cada una a su gusto, con más o menos tropezones )
Dejamos que hierva dos minutos , para que pierda el aire que hemos metido al triturar.
Hacemos la prueba del plato para ver si está a nuestro gusto: sacamos una cucharada a un plato blanco, para ver el color y brillo. Movemos el plato par ver como se desliza según va enfriando.
A continuación envasamos en los tarros previamente esterilizados.
Tapamos y les damos la vuelta ( al menos 24 horas los tenemos así).