El rape (pixín) es uno de mis pescados favoritos, y como a María no le hace mucha gracia, pocas veces lo preparo en casa. Un buen rape da mucho que comer, y salvo que sea enorme raramente se vende al corte.
Hay dos clases de rape el negro y el blanco, y aunque la piel es ligeramente distinta, la diferencia fundamental está en la telilla que recubre la parte interior que sea negra o blanquecina.
El rape negro nunca nos saldrá “aguarón”, es el mejor y más firme de carne. El blanco de aguas cálidas nos menguará mucho, y soltará mucha cantidad de agua, en Asturias se le llama aguarón y no es muy apreciado.
Con buen rape cualquier receta será una delicia, desde cocido con una mayonesa, asado al horno, guisado a la sidra o en estos fritos.
Se pueden hacer los fritos preparando una masa de rebozado con huevo, harina, sal y ajo, pero a mi me gusta más pasarlos por harina y huevo, quedan más ligeros, con menos rebozado y se aprecia más el sabor del pescado
Medallones de rape
Ajo en polvo
Harina para rebozar
Huevo batido
Sal.
aceite para freír.
Se quita la piel y la cabeza al rape ( si lo hemos comprado entero) y se reservan para hacer un caldo o una sopa. Separamos los dos lomos de la cola del hueso central ( que también se aprovecha para el caldo.
Se cortan los lomos en medallones como de un cm de grueso.
Se sazonan con ajo molido y sal.
Se baten los huevos y se pone harina en un plato llano.
Se pasan los medallones de rape primero por harina y luego por huevo batido.
Se fríen en aceite caliente a fuego medio. En cuanto están dorados los bordes damos les damos la vuelta y freímos por el otro lado.
Sacamos sobre papel de cocina para que absova el aceite sobrante.
Se sirven calientes, compañados con una ensalada verde.
Espero que os guste.