Llevaba meses soñando con poder tomar unos calamares fritos, ya era casi una fijación.El día que me despedí del dentista, fui directamente a la pescadería a comprarlos.
Y como revancha, el más difícil todavía, un bocadillo de calamares.
Los calamares, como el pulpo, me gustan tersos y un pelín duros ( señal de frescura). Pero si quereis que queden más blandos simplemente es pasarlos por el congelador 24 horas, y poner un rebozado "a la romana" en vez tamizarlos con la harina solamente.
No es exactamente a la romana, porque el rebozado no lleva huevo, pero quedan muy ricos.
Si os gusta el ajo, un truco que les da un toque de sabor es restregar un diente de ajo por el plato donde vamos a rebozarlos.
Para freír uso solamente las anillas, guardo las patas y aletas para hacer un arroz , o unas albóndigas.
Ingredientes
Anillas de calamar
1 cuharada pequeña de harina
1 diente de ajo
Sal
Aceite para freír
Limpiamos los calamares y cortamos las bolsas en anillas. los lavamos y los pasamos, sin escurrirlos demasiado, a un plato untado con un diente de ajo.Les ponemos sal.
Echamos por encima la cucharada de harina, y mezclamos bien, de forma que las anillas queden rebozadas en la pasta.
Ponemos al fuego una sartén con bastante aceite (También podemos hacerlos en la freidora) y cuando esté caliente ( sin humear) echamos las anillas procurando que no se peguen unas a otras. Es preferible freírlos en tandas. Les damos la vuelta con la espumadera.
Cuando estén dorados los sacamos sobre papel de cocina.
Con una ensalada verde me parece una cena de lujo ( o será el antojo que tenía). Y en un bocadillo el colmo del deseo :)
Espero que os guste