Las alcachofas tienen muchas propiedades y nutrientes, hasta el punto de ser protagonistas de alguna dieta, de venderse concentradas en cápsulas, tónicos y bebidas. Sin duda es una verdura muy sana y muy sabrosa.
Si podemos las tomaremos preferentemente frescas y de no ser así, mejor congeladas o en conserva en aceite, que las de lata o “al natural” porque suelen tener un regusto ácido por los conservantes para que no se oscurezcan al oxidarse.
Para comprarlas, elegir las más redondeadas y sobre todo las que estén más prietas. Al limpiarlas quitar las hojas externas, oscuras y duras. Cortamos por la base, si son para rellenar, y si no mantenemos el tallo y lo pelamos. En cualquier caso añadimos al plato los tallos que son muy sabrosos.
Esta receta es sencilla, sabrosa y puede hacerse en la olla a presión lo que acorta el tiempo de preparación.
Si lo preparamos como entrante bastará con dos alcachofas por persona, pero puede ser un plato único completo y sano poniendo más cantidad.
Ingredientes:
2 o 3 alcachofas por persona
1 cebolla grande
200 g de carne picada
80 g de jamón picado
Ajo en polvo
Sal
½ vaso de vino blanco
50 ml de aceite
Pelamos la cebolla y la cortamos en brunoise fina. Las ponemos a pochar en el aceite y a fuego lento.
Limpiamos las alcachofas cortando la punta y quitando las hojas más duras. Cortamos el tallo y lo pelamos. Vamos poniendo las alcachofas y los tallos limpios en agua con unas gotas de limón para que no se oxiden.
Las alcachofas se pueden cocer al vapor en el cestillo de la olla con un poco de sal durante 5 minutos o cocerlas en agua.
Ponemos agua y sal a hervir en una olla en la que quepan las alcachofas. Lavamos bajo el grifo las alcachofas para que pierdan el sabor a limón y las echamos al agua hirviendo. Las cocemos 10-12 minutos para escaldarlas y hacerlas flexibles y manejarlas. Reservamos boca abajo para que escurran por dentro.
Preparamos el relleno con la carne picada, la mitad de la cebolla pochada, los tacos de jamón, sal y ajo molido.
Mezclamos hasta que quede homogéneo. Formamos albóndigas grandecitas como de 35-40 g cada una, calculando que nos salgan ocho (una por alcachofa).
En una sartén con un hilo de aceite sellamos las albóndigas (no es necesario que queden hechas por dentro). Sacamos a un plato y empezamos a rellenar.
Abrimos el centro de las alcachofas apretando hacia el fondo y los laterales con cuidado de no romperlas, hasta que tengamos un hueco para meter una albóndiga.
Ponemos en la olla el resto de la cebolla y el aceite, metemos las alcachofas y los tallos.
En la sartén en la que sellamos las albóndigas, añadimos el jugo que hayan soltado las alcachofas, el vino blanco y dejamos evaporar el alcohol. Echamos a la olla por encima de las alcachofas. Tapamos y hacemos 10 minutos. Retiramos las alcachofas y trituramos la salsa.
Damos un hervor para sacar el aire que haya podido coger al triturar. Servimos bien calientes.
Podemos acompañarlas por unas patatas fritas o un arroz blanco.
Espero que os guste.