Un lujo de merienda más allá de lo que meriende. Un lujo de bandeja y un lujo de mug.
Nos han educado mal, o para no echar la culpa a nadie, ni pluralizar, me he educado mal. Acostumbrada a mostrar el cariño en los actos, que es importante, me olvido muchas veces de las palabras. Me cuesta decir te quiero, por un pudor irracional a mostrar mis emociones, por parecer más vulnerable, por yo qué sé qué…
Cuando leo este mug, me acuerdo de que tengo que decirlo –escribirlo- yo también, a María que me regaló la taza, a Mi Sofi que me regaló la bandeja, a Ricky, a Sonia, a mis amigos, a mi gente… os quiero y os requiero. Ya está, que para un cardo borriquero como yo ya es mucho para una vez. Vamos a merendar.
Esta bandeja que se apoya con la pinza en el reposabrazos del sofá es una gozada.
Unos bizcochitos de naranja borrachos, políticamente incorrecto. Rectifico, unos bizcochitos de naranja calados, muy, muy calados. A María le guardaré uno abstemio sin calar.
Es un bizcocho cuatro cuartos a la naranja, que preparé para una tarta, del que escamoteé unas cucharadas para estos pasteles.
En unos días subiré la receta, ya queda recomendada desde ahora, una delicia que se deshace en la boca.
Feliz merienda.