Un postre casero tradicional, de toda la vida, de esos que se hacen en un momento y con ingredientes sencillos, de los que suele haber en casa. Nuestras madres y abuelas hacían la masa de empanadilla en un pispás, nosotros lo tenemos aún más fácil, hay obleas comercializadas muy ricas.
Yo uso estas tapas que se ven en la foto y, que de las que he visto por los súper, son las que más me gustan.
Supongo que en cada casa había unas empanadillas favoritas, las de flanín tenían mucho éxito entre los niños. Pero la verdad es que pueden hacerse de casi cualquier relleno dulce: crema de vainilla, dulce de frutas con o sin queso, membrillo con queso, confituras, pasta de frutos secos… algunas están ya en el blog.
Pueden hacerse al horno, ahorrando unas calorías para acallar la mala conciencia de los que estén a dieta.
Ingredientes:
Obleas para empanadillas
Crema de yema
Azúcar y canela para rebozar
Aceite para freírlas.
La crema de yema se hace con la receta publicada ayer...
Se pone la porción de crema sobre la oblea, a un lado dejando la otra mitad para doblarla y cerrar la empanadilla. Cerramos presionando los bordes y sellándolos con un tenedor o haciendo un repulgue.
Ponemos aceite en una sartén y calentamos, freímos una piel de limón para suavizar el sabor del aceite, y empezamos a freír las empanadillas, dándoles la vuelta para que se doren por los dos lados. Sacamos sobre papel de cocina para quitar el aceite sobrante.
Se pasan por azúcar y canela y listas para disfrutar. Se pueden tomar templadas o frías.
Espero que os guste.