Las natillas son un postre muy sencillo de preparar, que se hace en unos minutos y que es muy versátil en cuanto a sabores, acompañamientos y presentaciones.
Desde las natillas clásicas de huevo con galletas, que a mí me traen recuerdos de la infancia, las de chocolate que suelen hacer las delicias de los niños, hasta las de frutas como las de piña, mandarina, naranja, mango, o futa de la pasión que es la receta de hoy.
En otra entrada de espuma de fruta de la pasión ya comenté que aunque suele tomarse como sinónimo de maracuyá, en realidad son frutas distintas.
La fruta de la pasión es más intensa, ideal para preparar postres con mucho sabor usando muy poca fruta.
Ingredientes:
500 ml de nata
4 piezas de fruta de la pasión
4 cucharadas de azúcar
4 yemas
1 cucharadita de azúcar de fruta de la pasión (opcional)
1 vaina de vainilla
Para decorar las copas: crumble, frutos del bosque
Empezamos sacando la pulpa de las frutas.
Ponemos la nata y la vinilla abierta y raspada en un cazo y lo llevamos al fuego bajo. Echamos la pulpa de la fruta, unos 3 o 4 minutos a fuego bajo, sin que llegue a hervir. Apagamos y lo dejamos infusionar.
Cuando esté tibia, colamos y ayudándonos con una cuchara exprimimos bien la fruta hasta que queden solo los granitos negros.
En otro cazo ponemos las yemas y el azúcar. Batimos hasta que quede bien mezclado. Añadimos la nata colada sin dejar de remover.
Lo ponemos al fuego y cocemos hasta que espese (no tiene que hervir). Retiramos del fuego y seguimos removiendo hasta que pierda un poco de calor. Lo repartimos en copas y dejamos enfriar.
Decoramos las copas poniendo por encima un poco de crumble y un racimo de grosellas, o unos frutos rojos.
Es preferible hacerlo en el último momento para que el crumble quede crujiente.
Espero que os guste.