No son los blinis tradicionales rusos, son más ligeros y mucho más rápidos y fáciles de hacer.
Para 6 blinis: dos patatas grandes, 100 cc de leche, 1 cucharada de harina (30 g aprox), 1 huevo, 1 clara a punto de nieve, sal, nuez moscada.
Pelar y cortar las patatas, cocerlas con agua y sal. Cuando están blandas , escurrirlas y pasarlas por el pasapurés o chafarlas bien con un tenedor.
Poner la leche a calentar, cuando hierva echar la patata y remover hasta que quede homogéneo. Dejar enfriar.
Hasta aquí podría sustituirse por un puré de patata con leche en copos.
Mientras montamos la clara a punto de nieve.
Tamizamos la harina sobre el puré y mezclamos.
Añadimos el huevo, sal y nuez moscada y mezclamos hasta que esté el huevo perfectamente integrado.
Cogemos una cucharada de merengue y lo mezclamos con la masa para igualar texturas y que no nos queden grumos. Echamos el resto de merengue y lo movemos de forma envolvente para que quede espumosa y ligera la masa.
Freímos porciones de masa en una sartén pincelada con aceite o mantequilla a fuego medio. Cuando veamos que los bordes cogen color y se forman “ojos” en el blini le damos la vuelta volteándolo en el aire o nos ayudamos con un plato.
Si tenemos muchos blinis que freír, mantenerlos en un plato caliente para que no enfríen.
Yo los tomé con huevas de salmón, que tenía medio tarrito, y con crema de leche batida con nata de cocina (no tenía crema ácida, que es lo suyo).
Espero que os guste.