Una de las preparaciones más sencillas de carnes y pescados es a la plancha, pero esta simplicidad es engañosa. Para conseguir un buen resultado hay dos cosas fundamentales: la propia plancha y los alimentos.
En cuanto a la plancha lo mejor es contar con una capaz de acumular mucha cantidad de calor, bien sea por el material del que está hecha, bien por el grosor. A nivel doméstico las mejores son las de hierro fundido y las de aluminio con fondo grueso y con recubrimiento de titanio.
En cuanto a los alimentos me voy a ceñir a los pescados. Lo importante de un pescado a la plancha es que quede jugoso por dentro. Si lo hacemos durante mucho tiempo irá deshidratándose y quedará muy seco. Lo ideal es hacerlo en la plancha muy caliente y sellarlo rápidamente para que no pierda agua.
Cuando usamos pescado congelado hay que tener en cuenta que al descongelar va a perder parte del jugo, por lo que el antiguo consejo de la abuela de remojarlo en leche tiene sentido.
También podemos una vez descongelado, lavarlo y rehidratarlo dejándolo un rato en agua y sal y antes de pasarlo a la plancha secarlo y no ponerle la sal hasta el final.
Espero que os sea útil.