Hace tiempo que no escribo sobre el fondo de congelador, ni de los imprescindibles en la despensa, y como la mejor manera de demostrar lo conveniente que son estos básicos es un ejemplo práctico, aquí va un aperitivo rico y que improvisamos en unos minutos.
Hablaba hace unos días con María José Romero, Sefa, de la ensalada vertical, con las obleas de arroz y tenía curiosidad en si se podrían freír, o si quedarían aceitosas. Y duda resuelta, se fríen igual que los fideos de arroz, en aceite bien caliente y unos segundos. Quedan crujientes y nada aceitosas.
Estas obleas se conservan meses y dan mucho juego, lo mismo que tener una caja de langostinos en el congelador. En este caso no salieron del congelador, los compré en la pescadería.
A efectos de la receta lo único que cambia es la forma de cocerlos. Si son frescos se ponen con agua y sal a cocer. Si están congelados, se lavan al grifo y se ponen a cocer cuando el agua ya está hirviendo.
Ingredientes:
Obleas de arroz (cada oblea nos da para cuatro o cinco raciones)
Langostinos (2 o 3 por ración dependiendo del tamaño)
Salsa a nuestro gusto (puse muselina)
Cebollino o perejil picados
Aceite de oliva para freír
Cocemos los langostinos como proceda, y los sacamos a un bol con agua fría y hielo, para cortar la cocción y que queden tersos. Cuando enfríen los pelamos dejando únicamente la anilla final de la cola. Reservamos.
Ponemos aceite en la sartén y esperamos a que este muy caliente. Troceamos las obleas y vamos friendo trozos.
Los echamos al aceite y en cuanto inflen y estén blancos los sacamos sobre papel de cocina para que pierdan todo el aceite.
Colocamos dos o tres langostinos sobre las obleas fritas y con un biberón salseamos con unos hilos de muselina (bechamel y mayonesa en la proporción que os guste).
Acabamos el aperitivo con un poco de cebollino o de perejil.
Os aseguro que se tarda más en preparar la entrada que en hacer el aperitivo.
Espero que os guste.