Si los de Bilbao pueden nacer donde les plazca, no veo porqué yo no puedo celebrar el día de la madre cuándo me apetezca, y parece ser que en Pomme Sucre comparten ese mismo criterio.
Con lo rigurosa que es la agenda de María, había hecho el encargo con un mes de antelación, con todos los detalles, la tarjeta manuscrita, foto en papel de azúcar, mi tarta favorita, y con un margen de media hora para la entrega.
A media tarde del domingo, ni rastro de tarta, ni aviso de ninguna incidencia… hasta que ya me preguntó directamente si había recibido algo. Por una parte no quería romper la sorpresa, pero por otra quería saber qué había pasado. Después de muchas llamadas resultó que el encargo lo habían traspapelado y ya no había forma de arreglarlo.
Llegó el lunes y como cuando las cosas se tuercen, aunque al final se arreglen alguna secuela queda, el papel de azúcar era chocolate blanco, la impresión se emborronaba solo con mirarla, pero todo hay que decirlo, la mousse de praliné con avellana y almendra está exquisita.
María, como de costumbre te lo has currado a tope y entiendo tu cabreo, pero ya sabes que mi agenda es muy flexible, que el santoral y las fechas no son lo mío, y que me encanta celebrarlo el lunes, así es el día de la madre para mi solita.
Besinos para ayer, para hoy, y para todos los días.