Muchas veces cuesta ampliar el abanico de las comidas que gustan a los niños. No sé si por influencia de la publicidad, por los menús escolares, o por ir a lo seguro, lo cierto es que es hay gustos casi universales, pasta, hamburguesas, kétchup, arroz… y hay que aprovechar estos gustos para que disfruten con las comidas caseras.
Unas albóndigas condimentadas con kétchup y mostaza seguro que son bien recibidas. Y de paso podemos controlar la calidad, eligiendo una buena carne sin grasa y una salsa de tomate casera. Si las hacemos pequeñitas, de bocado, serán más fáciles de comer.
Y por el tamaño no solo son buenas para los niños, también tienen ventajas para los adultos que estén a dieta, podemos comer más despacio y a pequeños bocados.
Ingredientes:
600 g de carne picada
Una cucharada de mostaza
Una cucharada de kétchup o de salsa de tomate frito
Sal
Ajo molido
Nuez moscada o pimienta molida
Una yema de huevo (opcional)
50 ml de aceite
400 g de tomate natural entero o triturado
Un chorrito de vino blanco o caldo
Lo mejor es elegir el trozo de carne y pedir que nos la piquen pasándola dos veces.
Poner la carne en un bol y añadir sal, ajo molido, mostaza, kétchup, nuez moscada y huevo (opcional), amasar hasta que estén todos los ingredientes bien integrados.
Nos untamos las manos en aceite y formamos bolitas pequeñas, del tamaño de huevos de codorniz, hasta acabar la masa.
Ponemos una sartén al fuego con un chorrito de aceite y cuando esté bien caliente echamos las albóndigas y las freímos moviendo en vaivén para ir dándoles la vuelta.
Cuando ya estén todas doradas las sacamos a un plato.
En la misma sartén sin limpiarla ponemos un poco más de aceite y hacemos el tomate frito, condimentándolo con sal, ajo y un chorrito de kétchup.Añadimos el vino (o caldo).
Volvemos a echar las albóndigas a la sartén y las dejamos unos minutos con el tomate para que tomen el sabor. Listas para servir.
Con una pasta o con un arroz blanco tenemos un plato sano y completo para la comida.
Espero que os guste.