La combinación de calabaza con morcilla es bastante usual en cocina, en cremas, pasteles… o en estos buñuelos. Un aperitivo, o un entrante rico y sencillo de hacer.
Los hice con una variedad de calabaza que aquí llamamos calabazón por el tamaño tan grande que tienen estas calabazas. No suele ser frecuente encontrarla, se vende en trozos. Pero se puede hacer con otro tipo de calabaza.
La morcilla que usé es de arroz, pero en otras ocasiones puse morcilla fresca de Salamanca que me encanta.
Ingredientes:
250 g calabaza cocida
1 huevo
100 g de morcilla
3 cucharadas de harina
Sal
½ cucharadita de impulsor
Aceite para freír
Limpiamos la calabaza y la troceamos. Se pone a cocer en agua con una pizca de sal hasta que esté blanda, sacamos la calabaza sobre un colador y la dejamos escurrir (es importante que quede muy escurrida). Trituramos.
Mientras escurre la calabaza, cortamos la morcilla en rodajas finas como de un cm, y las desgrasamos en una sartén untada en aceite, cuando está crujiente la sacamos y la desmenuzamos. Reservamos.
Ponemos en un bol el puré de calabaza, el huevo batido y mezclamos. Tamizamos la harina junto con el impulsor y mezclamos hasta que la masa quede homogénea. Añadimos la morcilla desmenuzada y mezclamos.
Vamos tomando cucharadas de masa y las freímos en abundante aceite.
Si la sartén es suficientemente honda los buñuelos se darán la vuelta ellos solos, si no, les damos la vuelta para que se hagan por los dos lados. Sacamos sobre papel de cocina y servimos bien calientes.
Quedan esponjosos y muy suaves de sabor.
Espero que os guste.