Hoy es el cumpleaños de Ángeles del blog El Ágora de Ángeles, y hasta el año pasado un grupo de amigas solíamos publicar una entrada de felicitación. Aunque ya hemos dejado de hacerlo, el año pasado a Ángeles le hice un menú, pero sin recetas. El postre del menú era esta tarta rústica que publico hoy.
Felicidades Ángeles, tómate el retraso como un “descumple” y quítate un añito.
Lo de tarta rústica es de mi cosecha, en contraposición a estas sofisticadas y laboriosas tartas de fondant. Y para darle más autenticidad la crema la preparé con flanín El niño.
Simplemente son torrijas con crema tostada dispuesta en forma de tarta.
Torrijas hechas con barra fina tipo baguette para que salgan pequeñas y se acoplen mejor al aro.
Se hacen las torrijas y se pasan por azúcar. Reservar.
Para hacer la crema seguir las instrucciones del sobre para natillas, poniendo ¾ l. de leche en lugar del litro.
Ponemos la leche a calentar con el azúcar, reservando una tacita de leche. Disolvemos el contenido del sobre en la tacita de leche.
Cuando hierva la leche, echamos la mezcla de la taza, sin dejar de remover, cuando vuelva a hervir cocer un minuto y retirar del fuego.
Empezamos a montar la tarta: colocamos un aro sobre la bandeja en la que vayamos a hacer la tarta.
Cubrimos el fondo con torrijas procurando que no queden muchos espacios. Sobre esta primera capa echamos una generosa capa de crema.
Ponemos encima otra capa de torrijas.
Dejamos que entibie un poco para que coja cuerpo antes de retirar el aro.
Cubrimos con una capa de crema más ligera sin tapar el borde de la tarta para que se aprecien las torrijas.
Dejamos enfriar un poco hasta que se cree una “corteza” y no se disuelva el azúcar. Espolvoreamos con azúcar.
Y quemamos con la pala bien caliente.
Si tenemos la tarta hecha de antemano, dejamos el requemado para el momento de servirla.
Una versión abreviada e individual puede hacerse con una torrija grande cubierta de crema requemada.
La de esta foto es bastante light con la torrija sin fréir.
Espero que os guste.