Una tarta es un postre solemne, y que reservamos para un día especial, aunque sea para un fin de semana familiar. Entre esto y que normalmente como sola, me he aficionado a las versiones “pastel”, a las mini tartas o a las adaptaciones en copas o en vaso de las tartas.
Una de las tartas que más me gusta es la de crema de yema y manzana caramelizada. Una combinación muy rica que suelo hacer en pasteles, en teresitas o copas. Hoy pongo unos vasitos que me parecen un postre delicioso para cualquier día (y aunque María me replicará, una forma de comer una manzana).
He puesto unos palitos de naranja que son irresistibles.
Ingredientes:
Para la crema:
2 yemas
100 g de azúcar
150 ml de leche
15 g de maicena
Piel de limón
Canela
Para la manzana:
2 manzanas
2 cucharadas de azúcar
15 g de mantequilla
Palitos de naranja
Hervimos la leche con la piel de limón la mitad del azúcar y la canela.
Ponemos las yemas junto con la maizena y el resto de azúcar en un cazo y mezclamos bien con las varillas. Añadimos la leche y llevamos al fuego hasta que espese.
Repartimos la crema en los vasos.
Pelamos las manzanas y las cortamos en daditos. Ponemos en una sartén la mantequilla ( o un aceite de girasol), echamos las manzanas y el azúcar.
Removemos de vez en cuando hasta que la manzana esté blandita y dorada.
Ponemos unas cucharadas sobre la crema.
Dejamos que enfríen ( a mi me gustan a temperatura ambiente). Si os gusta más fríos los podeis meter al frigo hasta el momento de servir.
Adornamos los vasos con un palito de naranja ( o un bizcocho, una galleta, un barquillo). Y a la mesa!
Espero que os guste