Al mal tiempo, buena cara… o un postre dulce que nos alegre el día. Es una tarta clásica y sencilla de nata y yema tostada, y como suele pasar con este tipo de recetas, siempre nos devuelven el buen humor y alegres recuerdos de la niñez.
Aunque no podamos igualar el sabor de aquella nata fresca, ni la yema de aquellos huevos, con un extra de buena voluntad y un mucho de cariño podemos disfrutar de una tarta muy rica.
Ingredientes:
Plancha de bizcocho o bizcochos de soletilla
200 cc de nata para montar
2 cucharadas de azúcar glas
Estabilizante o una hoja de gelatina
4 yemas
1 vaso de agua
1 vaso de azúcar
100ml de almíbar ligero.
Si queremos hacer el bizcocho, usamos 3 huevos, 3cucharadas de harina, 3 cucharadas de azúcar. Blanqueamos los huevos con el azúcar y añadimos la harina tamizada mezclamos con la espátula. Repartimos en dos placas de horno con un poco más de diámetro del molde en que vamos a hacer la tarta (20 cm). Horneamos a 180º unos 8-10 minutos.Receta de bizcocho AQUÍ
Hacemos un almíbar claro para calar los bizcochos con 150ml de agua, dos cucharadas de vino blanco y dos cucharadas de azúcar. Dejamos hervir unos minutos y dejamos enfriar.
En otro cazo ponemos el vaso de agua y el de azúcar, dejamos que hierva hasta tener un almíbar espeso a punto de bola.
Batimos las yemas con las varillas y añadimos el almíbar en hilo. Ponemos al fuego y sin dejar de remover hasta que espese.( podemos poner una punta de maizena).La receta AQUÍ
Montamos la nata con las dos cucharadas de azúcar.
Con 5 g de estabilizante será suficiente, pero si no tenemos o preferimos usar gelatina, hidratamos una hoja y la disolvemos en una cucharada de leche. Dejamos entibiar y lo añadimos a la nata.
Empezamos a montar la tarta poniendo en el fondo de un molde desmontable ( o un aro sobre el plato) una plancha de bizcocho. Calamos con el almíbar ( tiene que estar frío).
Sobre el bizcocho echamos la nata montada y alisamos un poco. Ponemos el segundo bizcocho y presionamos ligeramente para que no queden huecos. Calamos.
Por último acabamos con la yema. Alisamos con la espátula.
Metemos un rato, una hora es suficiente, al frigorífico.
Retiramos el molde y espolvoreamos por encima con azúcar. Quemamos con la pala o con el soplete.
Espero que os guste.