En casa, el gusto por los mejillones está muy mal repartido: A María no le gustan nada ( salvo los de lata) y a mí me encantan. Aprovecho cuando estoy sola para comprarlos, y para no repetir dos o tres comidas iguales procuro prepararlos de distintas formas.
Los mejillones en salsa de azafrán son deliciosos, pueden ser tanto un aperitivo o un entrante, cuestión de poner más cantidad y acompañarlos con un arroz blanco.
La forma de limpiar los mejillones está explicada AQUÍ. Insisto en no raspar, ni tratar de arrancar las barbas. Simplemente lavarlos bajo el grifo y desechar los abiertos o rotos.
Una vez cocidos las barbas se retiran con facilidad.
Ingredientes:
Mejillones
30 g. de mantequilla.
1 cucharadita de maicena
Una copa de vino blanco seco
Agua de los mejillones
Azafrán en hebra
Se lavan los mejillones y se ponen a abrir sin añadir nada de líquido. Cuando estén abiertos los sacamos con la espumadera y colamos con un cedazo el caldo que hayan soltado. Lo ponemos a hervir de nuevo con unas hebras de azafrán tostadas y deshechas.
Quitamos las conchas y vamos poniendo los mejillones en brochetas.
En una sartén fundimos la mantequilla. Echamos la maicena y rehogamos un momento.
Añadimos el vino y el caldo, ligamos la salsa hasta que espese. ( probamos de sal, pero no suele ser necesario añadir más). En el último momento echamos unas hebras de azafrán enteras.
Emplatamos poniendo las brochetas en un plato o en una bandeja de aperitivo.
Si vamos a tomarlo como entrante podemos acompañarlos con un arroz blanco o unas patatas hervidas.
Espero que os guste.