Ha sido un golpe de estado pacifico y consensuado. Por un día he dejado los trastos de cocinar en manos de los más jóvenes. Venía a comer su amigo, David, y quisieron hacer ellos el menú.
Yo de momento os hago la crónica, luego les paso el ordenador y que cada cual ponga su receta.
El primer plato, una ensalada de pasta con ventresca de bonito del norte , lo preparó Maria. ( una ventresca buenisima que trajeron de Cantabria)
Ricky se encargó del segundo, solomillo relleno de tapenade y queso con patatas al horno.
Yo puse el postre, y como estaba sin voz y sin mando, sandía ( presentada como se la vi a Raquel, del blog Trata de cocinar)
Y una mousse de requesón con fresas de Candamo.
Hasta David, se puso a colaborar, aunque fuera llevando la sandia a la mesa.
La verdad es que me divertí un montón viendo tanto ajetreo en la cocina. Y la comida fue un éxito, todo riquísimo.