Es un postre sencillo pero delicioso.
Me trae recuerdos de la niñez: la textura del almíbar es tan cremosa que cuando la tomábamos, las niñas movíamos los labios como si extendiésemos la barra de labios maquillándonos.
Recuerdo lo contentos que nos poníamos cuando llegaban las fresitas silvestres, miruéndanos en Asturias, que es con lo que hacían este postre, entonces las frambuesas creo que ni las conocía.
Almíbar de leche: se pone a cocer a fuego lento, 400cc de leche, 200cc de nata, 250 g de azúcar, piel de limón y un palo de canela. Cuando ha reducido a la mitad se le añade media cucharilla de las de café de gelatina en polvo, se deja que cueza unos minutos más y se quita del fuego.
Bizcochos de espuma:
Dos huevos, 60 g de azúcar, 60g de harina, una pizca de canela(opcional).
Se blanquean los huevos con el azúcar hasta que estén cremosos y hayan triplicado el volumen.
Se añade la harina tamizada y se mezcla. Se pone la masa en la manga con boquilla lisa ancha.
Se ponen porciones de masa sobre la bandeja de horno cubierta con papel o lámina de teflón.
Se hornean unos 8 minutos a 180º.
Se ponen los bizcochos el una copa y se remojan con el almíbar de leche.
Con una cuchara se moldean en forma de cesto.
Se bañan en más almíbar y se llena el bizcocho con frambuesas y más almíbar.
Y ya está listo el postre para llevarlo a la mesa.
Y a disfrutar…
Espero que os guste.