Para muchos las verduras son más una obligación que una devoción. Y quizá porque las asociamos a dietas, a platos insípidos y poco condimentados, o porque dando la vuelta al dicho de que todo lo bueno engorda o es pecado… No solemos incluirlas entre nuestros platos favoritos y menos convertirlas en protagonistas absolutas de una receta.
La borraja no es muy habitual encontrarla en las fruterías, ni se ven muchas recetas publicadas.
Así que aprendí a prepararlas probando y experimentando ideas: desde simplemente hervidas con un chorrito de aceite, a gratinadas o en pastel.
La receta de hoy es muy simple, pero me parece muy rica.
Lo más laborioso es limpiar las borrajas. Hay que quitarles todos los hilos y los “pelillos” para que resulten tiernas.
Ingredientes:
Borrajas
Almendras fileteadas
Piñones
Nueces
Aceite o mantequilla
Un chorro de vino blanco seco
Una pizca de maicena
Sal
Se limpian las borrajas quitándole los hilos. Si es mucha cantidad la que tenemos que limpiar es mejor ir poniéndolas en un bol con agua y sal para que no se oxiden y cojan mal color.
Ponemos en una olla agua y sal a hervir, echamos las borrajas y dejamos cocer hasta que estén tiernas. Probamos pinchando con un cuchillo. El tiempo dependerá del tamaño de la verdura. Estás eran finas y con 20 minutos estaban en su punto. (en la olla rápida 5 minutos).
Mientras se cuecen las borrajas vamos preparando la salsa.
Ponemos en una sartén unas cucharadas de aceite (o mantequilla), y sin que llegue a estar muy caliente echamos las almendras, piñones y nueces. Rehogamos un momento hasta que cojan un poco de color. Añadimos el vino blanco con la pizca de maicena, un chorro del agua de cocer las borrajas .Ligamos la salsa y probamos de sal.
Escurrimos las borrajas y las pasamos al plato.
Napamos con la salsa y servimos.
Espero que os guste.