Las alcachofas junto con los champiñones son de las conservas que nada tienen que ver, ni en sabor ni en aspecto con el producto original. Así que las alcachofas mejor en temporada y el resto del año usar congeladas o en aceite.
Me gustan de todas las formas, rellenas, al horno, guisadas, fritas crujientes, o como las de hoy rebozadas. Es una receta muy conocida, y no tiene mucho que cambiar o innovar, como mucho un truco para que conserven su color sin oxidarse.
Ingredientes:
Alcachofas
Harina para rebozar
Huevo batido para rebozar
Sal
1 limón
Aceite para freír
Alioli o mayonesa de ajo para acompañar
Para limpiar las alcachofas cortamos un limón al medio y lo dejamos a mano para frotar los cortes de la alcachofa.
Cortamos el fondo y el tallo de la alcachofa y retiramos las hojas exteriores hasta que queden las hojas más tiernas. Cortamos la punta de la alcachofa dejando solo el corazón. Futamos con limón, y cortamos perpendicularmente la alcachofa en cuatro rodajas. Repetimos con el resto de las alcachofas.
Podríamos ponernos a rebozar y freír en este momento, pero me gusta más el resultado si antes escaldamos las alcachofas con agua y sal dos o tres minutos.
Las sacamos y las escurrimos. Las ponemos sobre papel de cocina. Ponemos harina en un plato y rebozamos las alcachofas. Las pasamos por huevo batido y las ponemos a freír en abundante aceite, moderadamente caliente para que se hagan las alcachofas.
Les damos la vuelta para que se doren por el otro lado. Sacamos sobre papel de cocina.
Las servimos acompañadas de salsa mayonesa de ajo para ir mojando a medida de que las comemos.
Por esta vez vamos a recomendar comer con los dedos, sin cubiertos.
Espero que os guste.