Los calçots son un producto de temporada y en muchas regiones es prácticamente imposible conseguirlos. Ahora podemos comprarlos on line. Y si esto pasa con los calçots, qué decir si son babys, los de esta receta me los regalaron ya limpios y listos, no se puede pedir más.
Podemos sustituir estos calçots por ajos tiernos (ajetes) mucho más fáciles de conseguir en cualquier época de año, frescos o congelados.
Las tartaletas son un aperitivo ideal, fáciles de comer, sin cubiertos y sin estar sentados a la mesa, incluso para llevar a una excursión.
Ingredientes: (para 12 tartaletas)
Una plancha de hojaldre
300 g de calçots
50 ml de aceite de oliva
3 huevos
100 ml de nata
Sal
Pimienta
Ajo molido
Si los compramos frescos tenemos que limpiarlos quitando la parte más verde de las hojas, la raíz, lavarlos y cortarlos. Los congelados ya vienen listos para cocinarlos.
Ponemos en la sartén el aceite y pochamos a fuego muy suave los calçots con una pizca de sal (me gusta la sal gruesa para la cocina) removemos de vez en cuando..
Mientras se van haciendo los calçots, extendemos el hojaldre y forramos los moldes de las tartaletas. Pinchamos el fondo con un tenedor. Pintamos con huevo batido y horneamos a 180º hasta que estén doradas.
Sacamos y antes de que enfríen, ayudándonos con un papel de cocina las aplastamos para hacer hueco.
Batimos los huevos con la nata, sal, pimienta y ajo molido.
Rellenamos las tartaletas con una cucharada de claçots, y dos de la mezcla de huevo. Horneamos a 180º hasta que estén cuajadas y ligeramente doradas.
Se pueden tomar calientes, tibias o frías, al gusto de cada uno.
También se pueden hacer de un día para otro y calentándolas cinco minutos en el horno.
Espero que os gusten.