Cuando una receta tiene varios preparados y que podemos usarlos por separado en otras recetas los publico en entradas independientes para acabar con la receta de que se trata. Esta vez voy a empezar al revés. Voy a publicar uno de los pasteles estrella de Jonathan González, de Pastelería Cabo Busto.
Ayer se celebraba un evento en la Pastelería, y allá nos fuimos, Sofía, Hilda, Sonia y yo e hicimos los honores al despliegue de pastelitos que Jonathan sacó a su precioso jardín.
Así de florecido estaba el jardín
Pudimos hablar con la madre, Joaquina, y con la abuela de Jonathan, encantadoras, no me extraña que Jonathan las echara de menos y decidiera abrir esta pastelería de cuento de hadas en su pueblo.
La versión mini me permitió probar alguno que no conocía y que como todo lo que prepara este artistazo estaba para morirse.
Pero claro, venir a mi cocina no es comparable a visitar su casa, una preciosidad, con su jardín, su pequeños huerto y todo ello en un paraje paradisiaco.
Si tenéis ocasión merece la pena la experiencia.
Cada pastel de Jonathan tiene 4, 5 ,6 o 7 preparados distintos, así que en casa no es como para preparar una cajita variada.
Elegí empezar por el de sable queso-frambuesa.
Hice 1/3 de la receta que hacen en el obrador y me salieron 8 pasteles y unos recortes que usé para una tarta.
El pastel lleva una base de sablé bretón , una crema de queso, un gelificado de frambuesa , y coronándolo un arito de chocolate blanco teñido, con unos frutos rojos y una hojita de hierbaluisa o hierbabuena.
De la plancha de sablé con un cortador redondo de galletas sacamos círculos de 8 cm...Los ponemos sobre los platillos individuales. (Eso facilita servirlos sin usar pinzas que estropearía el pastel).
Ponemos la crema de queso en una manga con boquilla lisa de 1.2, si la hemos tenido en el frigo es mejor apretarla y “amasarla” un poco antes de usarla para romper la gelatina.
Ponemos sobre el círculo de sablé cinco botones alrededor y en el centro ponemos gelificado de frambuesa.
Atemperamos el chocolate blanco y lo extendemos sobre una guitarra teñida con pinceladas de manteca de cacao y color frambuesa. Recortamos círculos y con otro cortador más pequeño cortamos el centro. Ponemos un aro sobre la crema de queso y rellenamos el centro con un trozo de fresa, o una frambuesa y un arándano con una hojita de hierbaluisa.
Listo el pastel para llevárnoslo a la boca o para contemplarlo porque es tan bonito que alimenta el alma.
Espero que os guste.
En próximas entradas publicaré las recetas de sablé, crema de queso, gelificado de frambuesa y de cómo atemperar y teñir el chocolate.