Aprovechando que estamos en temporada de bonito quería preparar una receta con el que es el corte estrella de este pescado: la ventresca , término correcto según la RAE, que popularmente se conocía como ventrisca.
Un plato de origen vasco, que importó a Gijón Antonio Zabala, marinero guipuzcoano que se estableció en Cimadevilla y fundó a principios del siglo XX el restaurante Casa Zabala que actualmente regenta su biznieto.
En este tiempo se ha convertido en un plato imprescindible en la cocina asturiana.
La ventresca es la parte del vientre del pescado, es la más jugosa, y no necesita mucha condimentación ni preparaciones complicadas para que resulte exquisita. Hasta hace poco era difícil de encontrar este corte fuera de la costa Cantábrica. Si tenéis ocasión de probarla no lo dudéis, en solo unos minutos tendréis un plato de lujo.
Ingredientes:
Una ventresca de bonito
2 o 3 dientes de ajo
50 ml de aceite de oliva
50 ml de vino blanco o sidra
Sal
Hay que quitar todas las telillas que recubren la ventresca porque pueden amargar. En la pescadería os la dejarán limpia si os cuesta hacerlo en casa.
Lavamos el pescado y le ponemos sal (a mí me gusta gruesa), colocamos en una fuente de horno en la que quepa abierta, con la piel abajo.
Pelamos y laminamos los ajos y los doramos en el aceite. Echamos por encima del bonito y repartimos los ajos sobre la ventresca.
Añadimos el vino blanco y lo metemos al horno precalentado a 220º. El tiempo de horneado dependerá del horno, del tamaño de la pieza y de vuestro gusto. Particularmente me gusta poco hecho, justo cuando empiezan a marcarse las lascas, unos 10 minutos aproximadamente.
Si os gusta que quede dorado los últimos minutos se enciende el grill del horno.
El acompañamiento perfecto es una ensalada fresca de lechuga, tomate y cebolla. Para la guarnición podemos poner unas patatas panadera o unos tomates asados.
Espero que os guste.