Las recetas se pueden reducir hasta cierto punto, algunos ingredientes son difíciles de dividir, el huevo crudo, por ejemplo, ¿cómo ponemos medio huevo? Esto viene a cuento de que por mucho que reduzca las cantidades de una receta o de una salsa, cuando es solo para una persona da para varias veces. Es el caso del romesco que preparé para la burrata de Tres Bocas.
Menos mal que esta salsa es ideal para acompañar muchos platos de carne, pescado y verdura. Hoy la preparé con bacalao y espárragos a la parrilla. El resultado fue un plato de lujo, fácil y rápido de hacer.
Cuando se trata de espárragos trigueros naturales lo mejor es hacerlos directamente en la parrilla, pero cuando son gruesos (de cultivo) prefiero escaldarlos un minuto en agua y sal antes de ponerlos en la parrilla, justo para que tomen un poco de color y queden jugosos y crujientes ( a mí me gustan muy poco hechos).
Ingredientes:
Un lomo de bacalao fresco o desalado
Un manojo de espárragos verdes
Sal gruesa
Aceite de oliva
Salsa romesco
Cortar en trozos de ración el bacalao. Limpiar los espárragos y quitar la parte dura.
Ponemos un caso con agua y sal al fuego, cuando empiece a hervir echamos los espárragos y los escaldamos un minuto contado desde que vuelva a hervir de nuevo. Sacar y escurrrir. Reservar.
Ponemos la parrilla a calentar. Echamos los espárragos, cuando ya están en la plancha ponemos un hilo de aceite y los salteamos (mejor que poner el aceite en la plancha porque se quema y se degrada).Se les pone sal gruesa.
Limpiamos la plancha con un papel de cocina y volvemos a calentar. Ponemos un poco de aceite al bacalao y lo hacemos unos minutos por cada lado.
Controlamos el punto de cocción viendo el corte, cuando las lascas se dibujan claramente y se separan un poco ya está en su punto.
Emplatamos poniendo el bacalao (para este plato me gusta poner la piel hacia arriba), unos espárragos y encima una cucharada de salsa romesco.
Espero que os guste.