Una receta minimalista, que deja el bacalao en estado puro, sin grasas, sin salsas, y encerrado en la coraza del rebozado conserva todo su jugo y su sabor.
Es tan sencillo y simple que no se necesita ninguna experiencia, y si no fuera por el manejo del horno diría que puede hacerlo hasta un parvulito.
El rebozado con panko es ideal, porque forma una capa mucho más ligera que el pan rallado. Y el huevo cuaja rápido impidiendo que el bacalao pierda su jugo.
El acompañamiento puede ser casi cualquier cosa, desde una sanfaina, un alioli, un pisto, hasta una salsa de limón (falsa holandesa). Yo lo tomé con una salsa de cebolla, tomate y pimientos asados.
Ingredientes:
Bacalao fresco
Huevo batido
Panko (rebozado japonés)
1 cucharadita de aceite
Sal, ajo molido.
Sazonamos el bacalao con sal y ajo.
Lo pasamos por huevo batido y luego por el pango, apretándolo un poco para que quede bien sellado.
Lo ponemos en una fuente de horno y le echamos un hilo de aceite y lo horneamos a 220º unos 10 minutos (dependerá del tamaño de los trozos y de la cantidad).
Lo sacamos y pasamos al plato. (La fuente de horno queda limpia, sin ningún líquido, prueba de que todo el sabor y jugo queda en el pescado).
Servimos con el acompañamiento que elijamos.
Espero que os guste.