Este nombre tan sonoro y rimbombante no es cosa mía, así lo llama el autor de la receta, Marcos Morán. Lo hicimos en el curso prenavideño que impartieron los chefs Michelín.
En esencia son unas galletas de pasta filo caramelizada con un relleno de crema de quesos.
Os pongo la receta tal cual la preparó Marcos y los cambios que hice yo, en cantidad y relleno.
Las galletas (obleas) son muy apropiadas para otros aperitivos, quedan muy bien, con foie, patés, cremas y mousses, tanto dulces como saladas.
Se pueden hacer con varios días de antelación, guardándolas en una caja hermética.
Lógicamente reduje las cantidades de la receta, hice una quinta parte.
Para hacer las obleas:
Ponemos el azúcar y la nata, removemos y dejamos que se disuelva por lo menos media hora.
Se extiende extienden las hojas de pasta filo según vienen en el paquete, y se van cortando tiras de unos 5 cm.
Luego, partimos estas tiras en cuadrados, y vamos haciendo montones para que no se reseque la pasta. Entre hornada y hornada mantenemos los montones tapados con un film.
Cubrimos la bandeja de horno con papel o con una lámina de teflón.
Pincelamos el papel con la nata y azúcar. Colocamos una capa de cuadraditos de pasta filo y volvemos a pincelar.
Ponemos encima otra capa de pasta filo y repetimos el pincelar. Así hasta que cada montón sea de tres capas.
Metemos al horno precalentado a 190º (la receta dice 180º, pero en los hornos domésticos tenemos que calcular unos 10º mas) unos 10 minutos hasta que los veamos bien dorados.
Dejamos que enfríen y los conservamos en un recipiente hermético hasta el momento de usarlas.
Como en casa nos gusta mucho el queso azul, el relleno lo hice con paté de queso azul con nueces.
Se pone en una manga y se guarda en el frigo hasta el momento de montar los “bocadillos”.
Ponemos un rulito de paté sobre una galleta y tapamos con otra. Los ponemos en una bandeja con la disposición que propone Marcos o la que más nos guste.
Estos son los que serví yo: